Infancia en México: Desafíos, Realidades y el Rol Ineludible de los Adultos
En México, la infancia representa uno de los pilares más significativos de la población, con cerca de 28.4 millones de niñas, niños y adolescentes de entre 5 y 17 años, de acuerdo con cifras actualizadas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2024). Esta cifra no solo dimensiona la importancia demográfica de este grupo etario, sino que también revela la urgente necesidad de garantizar entornos seguros, equitativos y formativos para su desarrollo integral.
La escolarización, si bien muestra avances en términos de cobertura, aún enfrenta grandes brechas. En comunidades indígenas, por ejemplo, cuatro de cada diez menores no asisten a clases (El País, 2025). Esta exclusión está íntimamente ligada a fenómenos como la pobreza, la falta de servicios básicos, y las desigualdades estructurales. De igual modo, el trabajo infantil ha aumentado de forma alarmante: en 2022, se registraron 3.7 millones de menores en situación de trabajo, lo cual equivale al 13.1% del total de la población entre 5 y 17 años (INEGI, 2023; El Economista, 2023).
Estas condiciones precarias se entrelazan con otras problemáticas como la violencia intrafamiliar, el acoso escolar y el abandono institucional. Más de 24 mil mujeres y sus hijos se encuentran actualmente en refugios para escapar de la violencia machista (El País, 2024). A la par, se estima que cerca del 28% de los niños y adolescentes han sido víctimas de acoso escolar, evidenciando la normalización de la violencia en espacios educativos (El País, 2025).
La niñez mexicana también ha sido impactada por los cambios tecnológicos y socioculturales propios de su época. Los niños de la Generación Alfa —nacidos desde 2010— han crecido en un mundo donde la conectividad digital es omnipresente. El 70% de ellos accede a internet mediante smartphones y utilizan plataformas como YouTube (84%), WhatsApp (68%), TikTok (66%) y Facebook (61%) (The Markethink, 2024). Si bien estas herramientas pueden ser canales de aprendizaje y socialización, también presentan riesgos importantes cuando no existe acompañamiento ni guía adulta.
Aquí es donde recae un papel esencial que los adultos —padres, madres, docentes, autoridades y cuidadores— debemos asumir de forma activa: alfabetizarnos digitalmente. No basta con brindar acceso a la tecnología; es imperativo comprender las dinámicas que habitan las redes sociales, las tendencias virales y las comunidades virtuales en las que se desenvuelven nuestros niños y adolescentes. Conocerlas nos permite orientarlos, prevenir el consumo de contenidos nocivos, y promover una cultura de pensamiento crítico, autocuidado y respeto.
En paralelo, debemos replantear nuestras nociones tradicionales de disciplina. La violencia, el castigo físico, la humillación o el etiquetado por rendimiento escolar, apariencia, raza o condición social no educan: hieren, limitan y muchas veces condenan al silencio y al retraimiento. Frente a ello, existen métodos de disciplina positiva, como el establecimiento claro de límites con respeto, la educación emocional, la comunicación asertiva y el ejemplo constante. Estas estrategias no solo permiten la formación de menores responsables y empáticos, sino que también construyen vínculos de confianza, indispensables para que los niños se atrevan a comunicar situaciones de riesgo.
Como adultos, debemos negarnos a ser cómplices del silencio, la evasión o la omisión. Detectar signos de abuso, acoso o negligencia en el entorno de un niño es un llamado a la acción. No podemos seguir permitiendo que, por ignorancia o negligencia, el destino de nuestros niños quede en manos de personas sin escrúpulos que, bajo el disfraz de protectores o figuras de autoridad, ejercen maltrato o manipulación bajo la impunidad del descuido.
La infancia en México enfrenta enormes retos, pero también contiene el potencial transformador de toda una nación. Las nuevas generaciones están llamadas a reconstruir los tejidos sociales, a innovar y a convivir en un mundo complejo. Nuestra responsabilidad como adultos no se limita a proveer, sino a formar, acompañar y proteger con lucidez, humanidad y compromiso. Porque el futuro no se espera: se cultiva desde cada gesto, cada decisión y cada acto de conciencia en el presente.
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TEXTO EN INGLÉS
Childhood in Mexico: Challenges, Realities, and the Unavoidable Role of Adults
In Mexico, childhood represents one of the most significant pillars of the population, with approximately 28.4 million girls, boys, and adolescents between the ages of 5 and 17, according to updated figures from the National Institute of Statistics and Geography (INEGI, 2024). This figure not only illustrates the demographic importance of this age group but also highlights the urgent need to ensure safe, equitable, and nurturing environments for their comprehensive development.
While school enrollment has shown progress in terms of coverage, significant gaps remain. In Indigenous communities, for example, four out of ten children do not attend school. This exclusion is closely tied to phenomena such as poverty, lack of basic services, and structural inequalities. Likewise, child labor has increased alarmingly: in 2022, 3.7 million minors were registered as working, equivalent to 13.1% of the total population between 5 and 17 years old.
These precarious conditions intertwine with other problems such as domestic violence, school bullying, and institutional neglect. More than 24,000 women and their children are currently in shelters to escape gender-based violence. At the same time, it is estimated that around 28% of children and adolescents have been victims of bullying, showing how normalized violence is in educational settings.
Mexican childhood has also been impacted by the technological and sociocultural changes of our time. Children of Generation Alpha —born from 2010 onward— have grown up in a world where digital connectivity is ubiquitous. Seventy percent of them access the internet through smartphones and use platforms like YouTube (84%), WhatsApp (68%), TikTok (66%), and Facebook (61%). While these tools can be channels for learning and socialization, they also pose significant risks in the absence of adult guidance and support.
This is where adults —parents, teachers, authorities, and caregivers— must assume an active and conscious role: we must become digitally literate. It is not enough to provide access to technology; we must understand the dynamics of social media, viral trends, and virtual communities where our children interact. Being informed enables us to guide them, prevent exposure to harmful content, and promote a culture of critical thinking, self-care, and mutual respect.
Simultaneously, we must rethink traditional notions of discipline. Violence, physical punishment, humiliation, or labeling based on academic performance, appearance, race, or social class do not educate—they wound, limit, and often lead children to silence and withdrawal. In contrast, positive discipline methods exist, such as clearly established limits with respect, emotional education, assertive communication, and constant role modeling. These strategies not only help form responsible and empathetic individuals, but also build trust—essential for children to feel safe enough to report risk situations.
As adults, we must refuse to be complicit through silence, avoidance, or inaction. Detecting signs of abuse, bullying, or neglect in a child's environment is a call to action. We can no longer allow children’s well-being to be left in the hands of unscrupulous individuals who, under the guise of protectors or authority figures, mistreat or manipulate with impunity.
Childhood in Mexico faces enormous challenges, but it also holds the transformative potential of an entire nation. The new generations are called to rebuild social bonds, innovate, and live in a complex world. Our responsibility as adults goes beyond providing material support—we must educate, accompany, and protect with clarity, humanity, and commitment. Because the future is not something to wait for—it is something we cultivate with every action, every decision, and every moment of awareness in the present.
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Referencias
Banco Mundial. (2023). Población total de México. Banco Mundial. https://data.worldbank.org/indicator/SP.POP.TOTL?locations=MX
CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). (2023). Panorama Social de América Latina y el Caribe 2023. https://www.cepal.org/es/publicaciones
El Economista. (2023, 12 de junio). Trabajo infantil aumentó en México y ya afecta al 13.1% de los niños y adolescentes: INEGI. https://www.eleconomista.com.mx
El País. (2024, 28 de abril). El rostro oculto de la violencia infantil en México: miles de mujeres y niños viven refugiados. https://elpais.com/mexico
El País. (2025, 3 de enero). Cuatro de cada 10 niños indígenas no asisten a la escuela en México. https://elpais.com/mexico
INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). (2023). Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2022. https://www.inegi.org.mx/programas/enti/2022/
INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). (2024). Censo de Población y Vivienda 2020 – Actualización 2024. https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/
The Markethink. (2024, 17 de abril). Así se comporta la Generación Alfa, los niños mexicanos nacidos a partir de 2010. https://www.themarkethink.com
UNICEF México. (2023). Situación de la infancia y la adolescencia en México. https://www.unicef.org/mexico
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