Del ingenio humano a la luz eterna: la historia del foco eléctrico

 

Del ingenio humano a la luz eterna: la historia del foco eléctrico

Desde los albores del entendimiento de la electricidad hasta la patente que revolucionó el mundo, la historia de la bombilla es una oda a la pasión, la práctica y la perseverancia.

Alessandro Volta, nacido en 1745 en Como (Italia), sufrió la pérdida de su padre a los 7 años y comenzó a hablar a los cuatro, lo que generó preocupaciones en su familia, aunque pronto superó esas dificultades con una curiosidad insaciable hacia los fenómenos naturales . A los 14 años decidió dedicarse a la física, y en 1775 inventó el electrophorus, dispositivo para generar electricidad estática. Su gran hazaña fue la pila voltaica en 1800, la primera batería capaz de proporcionar corriente continua, lo que impulsó el campo de la electroquímica y sentó las bases para futuros descubrimientos . Para conocer más a fondo su vida e invención, destaca el libro Alessandro Volta and the Electric Battery de Bern Dibner (1964), y también Volta: Science and Culture in the Age of Enlightenment de Giuliano Pancaldi (2003), que contextualiza su legado en la Ilustración.

Décadas después, en 1840, el británico Warren de la Rue, nacido en Guernsey, combinó química y curiosidad para envolver un filamento de platino en un tubo de vacío y aplicar corriente, creando uno de los primeros protofocos incandescentes. Aunque efectivo, el alto costo del platino impidió su uso comercial . Además, en su juventud se destacó como pionero de la fotografía astronómica: en 1860 capturó, mediante su fotoheliógrafo, imágenes del eclipse solar que confirmaron que las prominencias eran de origen solar . Para profundizar en su vida y contribuciones, el libro Warren de la Rue: A Pioneer of Astronomical Photography de Martin Beech ofrece un relato detallado y fascinante.

En Inglaterra, Joseph Swan (1828–1914) fue desde niño un apasionado de la electricidad. Ya en la juventud experimentaba con materiales como el carbón. En la década de 1860 desarrolló una bombilla incandescente rudimentaria con filamento de carbón en vacío, y obtuvo una patente en 1878. Aunque sus primeras versiones no fueron del todo duraderas, su trabajo fue esencial para la evolución hacia la bombilla práctica.

Finalmente, Thomas Alva Edison, nacido en 1847 en Ohio (EE.UU.), fue un inventor autodidacta cuya educación formal fue interrumpida debido a su curiosidad intensa; su madre le dio clases en casa. De joven vendió periódicos en trenes y montó un laboratorio móvil en un vagón. En 1879 logró lo imposible: inventar una bombilla funcional y duradera con filamento de carbono y alto vacío, patentada en 1880 —un momento histórico que iluminó el mundo entero.

El foco o lámpara incandescente es un dispositivo que produce luz al calentar un filamento metálico, generalmente de tungsteno, hasta que emite radiación luminosa. Este filamento está encerrado en una ampolla de vidrio con un gas inerte o al vacío para evitar su oxidación y prolongar su vida útil. Su principio básico se basa en la conversión de energía eléctrica en energía luminosa mediante el efecto Joule, donde la resistencia del filamento transforma la corriente eléctrica en calor, y este calor en luz visible.

Aunque Thomas Alva Edison patentó y perfeccionó la lámpara incandescente en 1879, su funcionamiento y distribución no hubieran alcanzado su máximo potencial sin la revolución eléctrica impulsada por Nikola Tesla. Mientras Edison apostaba por la corriente continua (DC) para alimentar sus lámparas, Tesla desarrolló y defendió la corriente alterna (AC), un sistema que permitía transmitir electricidad a largas distancias con menor pérdida de energía. Gracias a esta innovación, la luz eléctrica pudo llegar a fábricas, ciudades y hogares alejados de las centrales eléctricas, extendiendo el uso del foco más allá de los centros urbanos iniciales.

Tesla también experimentó con lámparas de descarga y sistemas de iluminación sin filamento, como la lámpara fluorescente y las lámparas de inducción electromagnética, buscando alternativas más duraderas y eficientes que la incandescencia. Aunque estas tecnologías no desplazaron de inmediato al foco tradicional, sembraron las bases para futuros avances en iluminación.

Así, la historia de la luz artificial no puede entenderse solo como la patente de un invento, sino como el resultado de un entramado de ideas, disputas y avances donde la visión de Edison y la ingeniería de Tesla transformaron la noche humana en día.

TEXTO EN INGLÉS

From Human Ingenuity to Eternal Light: The History of the Electric Light Bulb

Alessandro Volta, born in 1745 in Como, Italy, lost his father at the age of seven and began speaking at the age of four—a delay that worried his family, though he soon overcame those early challenges with an insatiable curiosity for natural phenomena. At fourteen, he decided to devote himself to physics, and in 1775 he invented the electrophorus, a device for generating static electricity. His greatest achievement came in 1800 with the invention of the voltaic pile, the first battery capable of supplying continuous current, which propelled the field of electrochemistry and laid the foundations for future discoveries. For an in-depth look at his life and inventions, two notable works stand out: Alessandro Volta and the Electric Battery by Bern Dibner (1964) and Volta: Science and Culture in the Age of Enlightenment by Giuliano Pancaldi (2003), the latter placing his legacy within the context of the Enlightenment.

Decades later, in 1840, British scientist Warren de la Rue, born in Guernsey, combined chemistry and curiosity to encase a platinum filament inside a vacuum tube and apply an electric current, creating one of the first prototype incandescent lamps. Though effective, the high cost of platinum prevented commercial viability. In his youth, he also distinguished himself as a pioneer of astronomical photography: in 1860, using his photoheliograph, he captured images of a solar eclipse that confirmed prominences were of solar origin. For a deeper exploration of his life and contributions, Warren de la Rue: A Pioneer of Astronomical Photography by Martin Beech offers a detailed and fascinating account.

In England, Joseph Swan (1828–1914) displayed a passion for electricity from childhood. As a young man, he experimented with materials such as carbon. In the 1860s, he developed a rudimentary incandescent bulb with a carbon filament in a vacuum and obtained a patent in 1878. Although his early designs lacked long-term durability, his work was essential to the progress toward a practical light bulb.

Finally, Thomas Alva Edison, born in 1847 in Ohio, USA, was a self-taught inventor whose formal education was cut short due to his intense curiosity; his mother took charge of his schooling at home. As a young man, he sold newspapers on trains and set up a mobile laboratory in a railway car. In 1879, he achieved what many considered impossible: inventing a functional, long-lasting light bulb with a carbon filament and high vacuum, patented in 1880—an historic moment that illuminated the entire world.

The lightbulb, or incandescent lamp, is a device that produces light by heating a metallic filament, usually made of tungsten, until it emits luminous radiation. This filament is enclosed in a glass bulb containing an inert gas or vacuum to prevent oxidation and extend its lifespan. Its basic principle is based on the conversion of electrical energy into light energy through the Joule effect, where the filament’s resistance transforms electrical current into heat, and that heat into visible light.

Although Thomas Alva Edison patented and perfected the incandescent lamp in 1879, its operation and distribution would not have reached their full potential without the electrical revolution driven by Nikola Tesla. While Edison championed direct current (DC) to power his lamps, Tesla developed and promoted alternating current (AC), a system that allowed electricity to be transmitted over long distances with less energy loss. Thanks to this innovation, electric light could reach factories, cities, and homes far from power plants, extending the use of the lightbulb beyond the initial urban centers.

Tesla also experimented with discharge lamps and filament-free lighting systems, such as the fluorescent lamp and electromagnetic induction lamps, seeking more durable and efficient alternatives to incandescence. Although these technologies did not immediately replace the traditional lightbulb, they laid the groundwork for future advances in lighting.

Thus, the history of artificial light cannot be understood solely as the patenting of an invention, but as the result of a network of ideas, disputes, and innovations in which Edison’s vision and Tesla’s engineering transformed the human night into day.

Referencias:

  • Dibner, B. (1964). Alessandro Volta and the Electric Battery. New York: Franklin Watts.

  • Pancaldi, G. (2003). Volta: Science and Culture in the Age of Enlightenment. Princeton, NJ: Princeton University Press.

  • Beech, M. (s. f.). Warren de la Rue: A Pioneer of Astronomical Photography. [Biografía].

  • Encyclopaedia Britannica. (s. f.). Alessandro Volta.

  • Enciclopedia.com. (s. f.). Alessandro Volta.

  • Wikipedia. (s. f.). Warren de la Rue. (para datos biográficos verificados).

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